miércoles, 31 de julio de 2019

Inés y la alegría: De la inexistencia a la memoria

Foto de Adriana Bernal
“La reconstrucción de la memoria de España, el intento de comprender el país incomprensible que me ha tocado vivir ha sido uno de los grandes temas de mi literatura”, comenta Almudena Grandes (Madrid, 1960) quien ha presentado en días pasados Inés y la alegría (Tusquets, 2010), su más reciente novela y la cual, es el principio de una historia que se desarrollará a lo largo de seis volúmenes: “Estas seis novelas serán independientes. Comparten el mismo espíritu. Están insertan en una línea cronológica coherente pero, digamos que comparten personajes como las historias de Galdós”.

A diferencia de Latinoamérica, España ha decidido vivir desmemoriado. “En los últimos 10 años, la memoria ha inspirado el movimiento cívico. La sociedad civil no estaba tan involucrada desde los años setenta, en una actividad como en ésta de dejar atrás la desmemoria. Yo empecé con unas novelas en apariencia muy frívolas pero que lo que hacían era explorar el mundo de mi generación. Partían de la transición hacia el presente actual y ahora, estoy haciendo el camino inverso. Las novelas de esta serie terminan en 1977, justo donde arrancan las primeras. Ha sido una obsesión mía pero además creo que es la gran tarea pendiente de mi generación”. 

“El movimiento de la memoria de España, continúa, ha partido de un montón de experiencias individuales de personas que han pretendido reconstruir los hilos de su propia identidad, su identidad familiar y que nos hemos ido conociendo y hemos ido integrando movimientos más grandes que se han interconectando creando un estado de opinión”.
Hablar de la clandestinidad, del anti franquismo, le era fundamental: “Ya he escrito una novela sobre la Guerra Civil (El corazón helado). He escrito mucho sobre la Guerra y lo seguiré haciendo porque es ésta la gran herida, el gran principio de España. Lo que ha pasado y nos sigue pasando se origina ahí, incluso el gran momento fundacional de la sociedad española que es la transición ha estado mediatizado por el peso de la Guerra. Ahora lo que me propongo contar la historia de la resistencia. Estas novelas abarcarán 25 años de la dictadura de Franco (1939-1964), es decir hasta el año en el que España sale de la miseria y el momento en que el país comenzó a abrirse. Cuando Franco murió, España ya no era el país de la pos-guerra y eso fue lo que hizo posible la transición.

En Inés y la alegría ha tenido una ventaja que a la vez ha sido una desventaja y es que, esta historia no la conoce nadie: “la invasión de Arán no es una historia olvidada porque nunca se ha conocido, es inexistente. Uno olvida lo que conoce. Lo cual ha sido un inconveniente, porque si no acertaba a contar lo que había ocurrido en la realidad dentro de la novela, corría el riesgo de que el lector contemporáneo español creyera que la invasión me la había inventado yo”. 

Estas seis novelas, que tienen su primer episodio en Inés… están vinculadas por la lucha antifranquista porque, entre las muchas deudas que tiene España está aquella contraída con los resistentes: “ La democracia no se fundó a fines de los setenta, momento en el que nos vendieron como sociedad un cuento chino que generó una democracia sin raíces, sin memoria, que no se reconoce en la lucha de nadie y, en ese sentido, la resistencia antifranquista, que yo creo que es uno de los grandes temas de los cuales tendríamos que estar orgullos, desaparece, se desprecia esa lucha. Es muy importante recuperar la resistencia. Si durante tantos años, una generación de españoles no hubiera afirmado con terquedad que la guerra no terminaría hasta que llegara la democracia a España. Sin tantos años de españoles negados a rendirse la transición no hubiera sido posible jamás”.

Habría de hacerse hincapié en la estructura de esta novela, pues una de sus peculiaridades es lo cercano de ésta a la historia reciente lo cual implica riesgos que, la autora no sólo asume sino indica a partir de paréntesis capitualres que guían al lector: “El realismo es una opción estética pero también es un compromiso. Cuando uno novela sobre algo que ha existido, tiene la misma libertad, pero tiene que mantener cierta lealtad; la novela es suya pero el tema no. Por primera vez he metido no ficción en la novela porque no tenía otro modo de situar al lector. Me he inventado a los peones pero no al Olimpo, por eso está entre paréntesis.

“Tuve muchos puntos de vista de donde contarla. Y me gustó haber escogido el de los guerrilleros. Ellos son el único punto luminoso, saben a lo que vienen: a derrocar a Franco. Aquí, ellos son los que han hablado. Esta historia tan desconocida lo es porque nunca le interesó al poder que se conociera. No hay ninguna versión oficial. Esta historia es una historia de la Guerra Mundial. Yo puedo llegar con la literatura, mucho más lejos que un historiador. Los personajes decisivos de esta historia, murieron sin dejar testimonio. Yo, como estos episodios son novelados, puedo rellenar con literatura, lo que serían vacíos, en un historiador, aunque es un doble riesgo, porque, si me caigo, yo sola me rompo la cabeza”.
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