Exceptuando el “Día de la Madre” seguramente el “Día del Amor y la Amistad” es el día más cursi del año. En una de ésas, el amor romántico supera al amor filial; en otra, el segundo inspira al primero, en aspectos mucho más profundos que los terribles memes en las redes o las frases de “filosofía del Selecciones” que se le atribuyen desde a Séneca hasta a Coelho, obviamente, en las redes sociales y una que otra tarjetita propia del día.
Esa cursilería que el día de hoy emergerá de lo más profundo, primero de sus carteras y luego de sus corazones, también es, de uno u otro modo, y más a fuerza que de ganas, un día (de algunos años para acá) de rebelde reflexión. De rabia. De burla. Ahora, en este 2020, decidir “festejar” el #14defebrero o cualquier otro “Día de” genera #rabiadehashtag, #burladehashtag o #reflexióndehashtag. Mentes más aguzadas, personas más acuciosas, rápidamente nos/les dirán a las/los otros/as cómo vivir el día y ¡por qué demonios no deben ni festejar ni mandar corazoncitos! Esas “violencias reflexivas”, que nos negamos a admitir que existen, paradójicamente recaerán en las mujeres. En esas mujeres a las que quieren llevar a la reflexión porque, son ellas las que tienen que entender que #amigadatecuenta. Ellas. Nosotras. Las otras. Y tan vulnerable nuestro Yo que queremos dar cátedra a cualquier Otro. Que siempre resulta ser Otra.
Este año en particular, muchísimas mujeres a lo largo y ancho de la República Mexicana se concentrarán (una vez más) para pronunciarse en contra del Feminicidio en general, y del particular de #IngridEscamilla, cuya revictimización se dio en redes sociales y medios de comunicación dadas las filtraciones de las autoridades. En CDMX hay tal cantidad de mini-concentraciones ya, que será difícil poderle dar seguimiento a cada una de ellas presencialmente.
Tan emblemático el Día como El Feminicidio. En general. No sólo es Ingrid o Lesvy. Son Arlet, Evelyn y Nancy o Graciela y Gratziella. Gaby. Jessica Celene. O Jimena Paola. También, Valeria. y muchos nombres más de mujeres que no conocimos. Casi 3000 mujeres fueron asesinadas en el 2019 en este país. ¿Por qué tienen que existir casos emblemáticos? ¿Por qué? Abro la pregunta porque deberíamos estar preocupados de sólo recordar casos en particular y no la situación en general. A sabiendas de lo doloroso que resulta. No debiera haber ni un solo caso. Ni una sola filtración. Ni una sola foto aún más denigrante y revictimizante que dé cuenta de la brutalidad para gozo de otros. "Debería". Deber. Tener. Matar. ¡Vaya verbos! ¡Vaya repetición!
Tan emblemático el Día como El Feminicidio. En general. No sólo es Ingrid o Lesvy. Son Arlet, Evelyn y Nancy o Graciela y Gratziella. Gaby. Jessica Celene. O Jimena Paola. También, Valeria. y muchos nombres más de mujeres que no conocimos. Casi 3000 mujeres fueron asesinadas en el 2019 en este país. ¿Por qué tienen que existir casos emblemáticos? ¿Por qué? Abro la pregunta porque deberíamos estar preocupados de sólo recordar casos en particular y no la situación en general. A sabiendas de lo doloroso que resulta. No debiera haber ni un solo caso. Ni una sola filtración. Ni una sola foto aún más denigrante y revictimizante que dé cuenta de la brutalidad para gozo de otros. "Debería". Deber. Tener. Matar. ¡Vaya verbos! ¡Vaya repetición!
El punto. La simbología. Los subtextos. Los contextos. Este día, el del “amor romántico”, las mujeres lo hemos destinado a UNA VEZ MÁS --he insisto en este punto porque no es la primera ni será la última vez, lamentablemente-- a la DENUNCIA y no al “festejo” en pareja o con las amistades. Sí, cientos de mujeres saldrán a las calles. ¿Saldremos? Día para la rabia. Para la denuncia. Para la exigencia, para la visibilización. Mujeres en las calles. Ojalá. Y ojalá no. Así de complejo. Así de terrible. Porque "la digna rabia" y "las formas" se imponen al "fondo" y, no se filtra sino que se impone otra visión de los hechos, que trastornan a los ciudadanos que no leen sino que #hastaguean y la violencia se disemina se re-produce en redes con palabras que tuit en tuit, de post en post, dan cuenta de lo normalizado de la misma, en nuestras vidas.
El amor romántico. El feminicidio. El amor seco. El feminicida. El amor que controla. La violencia. El zape. La chancla. "Te pego porque te quiero". "Es que me lo merecía". "Me hizo enojar". "Lo hice enojar". "No debí". El amor de Pancho Villa. “Que de amor te mueras” o, “te mate por amor”. Y es que “amar y querer no es igual; amar es sufrir, querer es gozar”. Tan terrible y complejo, que “ese hombre que tú ves ahí, es un gran necio/ Un estúpido engreído/ Egoísta y caprichoso/Un payaso vanidoso/Inconsciente y presumido”. ¡Ay, pero tan guapo, taan guapo, casi como Pedro Infante o Jorge Negrete”. No pues sí, si todas tenemos a nuestro charro cantor. O al proveedor. O a papá. Y ellos, buscan a mamá. Y todos en falta. La falta. La violencia. La muerte. El mito del eterno retorno. El paraíso. Del amor.
Y seguiremos siendo Valientes no Libres. Aunque la consigna en las marchas se grite, se escriba o se graffiteé justo al revés. El deseo de libertad versus la necesidad de ser valiente. Desde todos los flancos acomodamos a conveniencia el "Empoderamiento", el "Girl Poweer". Ya ni hablar de la trapeada que le damos al Feminismo. Tan confundiditos. Tan confundiditas. Tan impositivos. Tan "si no la gano, la arrebato". Tan "te chingué." Tan "me la hiciste, me la pagas". Atrapadas sin salida. Las personas. Encadenadas. Las mujeres.
El amor romántico. El feminicidio. El amor seco. El feminicida. El amor que controla. La violencia. El zape. La chancla. "Te pego porque te quiero". "Es que me lo merecía". "Me hizo enojar". "Lo hice enojar". "No debí". El amor de Pancho Villa. “Que de amor te mueras” o, “te mate por amor”. Y es que “amar y querer no es igual; amar es sufrir, querer es gozar”. Tan terrible y complejo, que “ese hombre que tú ves ahí, es un gran necio/ Un estúpido engreído/ Egoísta y caprichoso/Un payaso vanidoso/Inconsciente y presumido”. ¡Ay, pero tan guapo, taan guapo, casi como Pedro Infante o Jorge Negrete”. No pues sí, si todas tenemos a nuestro charro cantor. O al proveedor. O a papá. Y ellos, buscan a mamá. Y todos en falta. La falta. La violencia. La muerte. El mito del eterno retorno. El paraíso. Del amor.
Y seguiremos siendo Valientes no Libres. Aunque la consigna en las marchas se grite, se escriba o se graffiteé justo al revés. El deseo de libertad versus la necesidad de ser valiente. Desde todos los flancos acomodamos a conveniencia el "Empoderamiento", el "Girl Poweer". Ya ni hablar de la trapeada que le damos al Feminismo. Tan confundiditos. Tan confundiditas. Tan impositivos. Tan "si no la gano, la arrebato". Tan "te chingué." Tan "me la hiciste, me la pagas". Atrapadas sin salida. Las personas. Encadenadas. Las mujeres.
Y podría llenar de clichés, diez párrafos más. Y de “razones y justificaciones” de uno y otro lado, otros tantos. Y de pretextos. Y de perdones. Y de sentencias erróneas. Y de complicidades. Podría hablar y escribir páginas y páginas de por qué un varón dice “Perdón, no lo vuelvo a hacer” y del por qué una mujer dice: “Está bien. Te creo y confío”. Y con buena suerte a ambos les “sale bien” y con mala suerte, no; con pésima, acaba en feminicidio o en asesinato. Lo peor es que no es suerte, es cultura (y certeza) de impunidad. De sumisión y desconfianza. De poder. De miedo.
Pasarán las 24 horas del día de hoy y volveremos a nuestras rutinas. Amaneceremos, mañana, en 15 de febrero, todavía con la resaca emocional. El eco del 14, la retahíla de memes, las serenatas, las lágrimas; las consignas, las fotos, las capuchas... sobrarán fotos de pintas y capuchas. Sobrarán los mensajes desvirtuados. Resonará la rabia en un par de #hashtags. Se impondrá la violencia mediática. Tendrá reverberancia el discurso atomizado. Las redes se homologarán falsamente entre globos y chocolates. Se inundará también de desamor. Lo cursi vs la burla hacia lo cursi. La violencia apenas y se tocará. Salvo que de mujeres en las calles se trate. Cientos, miles de mujeres, muchas más de las que saldrán mañana a las calles, subirán fotos de sus peluches, sus regalos, besando a su pareja, en reunión con sus amigas/os.
Porque no está de más decirnos, de vez en vez, que nuestra conciencia social, nuestra responsabilidad ciudadana, nuestro compromiso ético como personas, nuestra particular historia de vida, nos permite lo que nos permite y nos limita lo que nos limita. Una puede lo que puede y hace lo que puede, con lo que tiene. Y el bonito choro de “naranja completa, busca naranja completa” puede hacerte jugo, queriendo o no. Y ya lo dijeron por ahí “All you need is love” y, de vez en vez, “hormona mata neurona y no viceversa”. Y pues ya en éstas, "Amores que matan nunca mueren” y “amor se llama el juego en el que un par de ciegos juegan a hacerse daño”.
La peor noticia que trae Cupido consigo hoy, es que, por más rabia que nos cause, mañana, habrá 1,3,5,7,9,10 u 11 mujeres asesinadas. Ya no sabemos ni siquiera la cifra oficial. Eso. Nos hemos convertido en una cifra que va de 1-11 según se encuentre el dato. Y será su último 14 de febrero. Y el ejercicio de recordación (que no conciencia), de exigencia de justicia al grito del #TodasporIngrid será, una acción más de la que se dará cuenta desde una diversidad de expresiones, lamentablemente tan predecibles, como los chocolates, los peluches y los globos de corazón.
Cupido no tiene más flechas de amor. Nos están matando. A las mujeres. Porque alguien dijo que éramos “el oscuro OBJETO de deseo”, y que había que “tenernos, poseernos”. Sí, nos están matando y no precisamente de amor. Diario. A diario. Sin importar el “Día de” en el calendario. Nos matan en #6defebero, #14defebrero, #22defebrero, #8demarzo, #26demarzo; #24A, #10demayo; en #28demayo, #20junio, #30dejulio, #28deseptiembre, #19octubre, #25Noviembre, #10dediciembre. Nos matan. Y nos seguirán matando, lo cual no es ni sentencia cruel ni deseo, es una realidad. Nos matan porque pueden. Nos matan porque queda impune. Nos matan porque nos han matado históricamente de muchísimas maneras que ahora han escalado.
¡Ay, las violencias! Las violencias se activan en cada ser humano y lo enredan en sus propios tentáculos. Y buscarán como seguir enredándose o mutando, de ser en ser, de persona en persona, mientras no existan una serie de acciones que realmente permeen a la sociedad y que implica trabajo en conjunto. No nos ceguemos: aun cuando éste se implementara y ejecutara a la perfección, en perfecta sincronía de todos los actores, los resultados los veríamos como sociedad en 20 o 30 años. Una o dos generaciones de infantes después. El asunto es que no empezamos a empezar y peor aún, retrocedemos.
Las violencias son esas cadenas, visibles o invisibles, que nos sujetan hasta inmovilizarnos, mientras comemos chocolates, nos abrazamos a peluches y para beneplácito de Alejandro Fernández escuchamos, el #14defebrero a nuestro charro cantor, gritar a voz en cuello, casi como si nos la dedicara, harto emocionado, cantar: "Mátalas/Con una sobredosis de ternura/Asfíxialas con besos y dulzuras/Contágialas de todas tus locuras”… pero pues qué se le va a hacer, ya sabemos, porque muchas así aprendimos, que “quien bien te quiere te hará sufrir”. ¿Vaya joda, no?
Usted, mientras tanto, tranquilo. Hoy es #14defebero. Hoy asesinarán a 7 mujeres en promedio, sin importar si usted marcha, se enrabia, se encapucha, pinta monumentos, se toma selfies con corazoncitos, sube frases cursis a las redes, come o da chocolates, se va a cenar con sus amigos o canta solo o acompoñado, lo que le guste cantar. Nos están matando. Con usted, sin usted o a pesar de usted.
Sí, nos están matando. Aun en #14defebrero. O quizá porque lo es.