El último faraón de Egipto fue una mujer: Cleopatra (69-30 a.C.). Los textos históricos dan cuenta de que, ante la inminente derrota en Accio, "la Emperatriz-meretriz" se deja picar por un áspid, víbora que la llevaría a la inmortalidad, evitándole la tristeza de ver su trono en manos de Octavio Augusto y, Egipto, en poder de los romanos. Sin embargo, la Historia, siempre oficial, contada por los vencedores, no puede ser más falsa: La Reina de Reyes había muerto mucho antes, cuando perdió la protección de los dioses y las amazonas, para dar paso a la pasión. Sí, su derrota fue el amor por Marco Antonio y la creencia de que puede hacerse, de dos reinos, o dos cuerpos, uno solo.
En el libro De un salto descabalga la reina (Debate, 2002) de Carmen Boullosa (México, 1954), la misma Cleopatra deja testimonio de lo que creen su derrota. Al verse bañada en sangre de su amado Marco Antonio, quien se ha suicidado, pide a Diómedes, su fiel escriba, que anote las últimas palabras que de ella se sabrán sin saber que, el hombre en quien más confía, es también un traidor que ha tergiversado la verdad de la Reina para salvar la propia vida ante los romanos. Mentira tras mentira, se va dibujando una nueva Cleopatra, aquella que, sin proponérselo, se posesionó de Boullosa mientras ella veía en la televisión una serie de la BBC, en la que se mostraba a una Cleopatra histérica, “haciéndole un berrinche” a Marco Antonio.
En entrevista Carmen comentó: “Cuando vi a la Cleopatra de la BBC por televisión, me pareció un ser de segunda, histérica. Me la imaginé como una esposa a punto de ser abandonada, que no sabe valerse por sí misma, con su mandil manchado y que vive en un departamento en la colonia Narvarte. Esta visión me llevó a investigar, a revisitar a Shakespeare -quien revisitó a Plutarco-, donde también la muestra como una histérica; seguí visitando a los clásicos: Ovidio, Virgilio, Cicerón, Propecio, al tiempo que la investigación consistía en releer cómo la propaganda Romana había fijado en la Historia la imagen de Cleopatra. Era un gozo releer a los grandes autores. Así, el deseo que brotó de mí fue abordar a Cleopatra desde mi generación y desde mi condición de mujer creada por un mundo posfeminista. Así surge la idea de De un salto descabalga la reina, como una intención de contar, desde mi punto de vista, la historia de Cleopatra, y no escribir una novela con base histórica, sino literaria, creando una escritura de escrituras".
En lo que se refiere a la estructura de la novela, Carmen vislumbró tres grandes momentos; el primero de ellos, hacer una visita a la Cleopatra sentimental en la que la Reina da su visión de los hechos y deja testimonio de su amor, de su frustración, de su pasión desbordada por Marco Antonio. En segundo término, la Cleopatra de acción, la visión de aquella mujer que actúa, “que toma el toro por los cuernos” buscando el mecanismo correcto para recuperar el trono que su padre ha perdido, y por último, el territorio mítico: “Hace 10 años que mi novela de piratas; en ella se leía cómo vivía una sociedad en la que sólo habitaban hombres; ahora, en esta novela, como parte de mi proyecto narrativo, planeé lo contrario. Cleopatra representa, al lado de Marco Antonio, lo que es la fobia del mundo de pareja, entonces la coloqué al lado de la figura mítica que por excelencia representa el decir no al matrimonio, las Amazonas, las cuales tienen como grito de guerra “La muerte antes que el lecho de un esposo”, lo cual no es invento mío, si no de Hesíodo; así, Cleopatra visita la sociedad de las Amazonas y ve cómo se vive en un mundo sin hombres”.
De un salto descabalga la Reina, menciona Boullosa, “No la escribí yo, le escribió Diomedes, una máscara, una voz, que se encargará de contar la versión de una mujer que yo no podía tocar de primera mano, lo que permite que la ficción comience en la primera frase: “Estoy muerta, rey mío” y, nadie que esté vivo dice la verdad si dice que está muerto, simplemente, utilizo el espacio histórico para contar algo que sólo es posible en el terreno de la fantasía”.
Sin embargo, Cleopatra y Carmen son polos opuestos: mientras Cleopatra descabalga de sí misma y se hunde en el tormento del desamor, Carmen busca cabalgar en sí misma, abrirse paso para no ser recordada como la pareja de alguien, aún cuando reconoce que la vida en pareja le hace sentirse viva. ¿Hay un Marco Antonio en tu vida Carmen?, le pregunto, casi porfiando. “No, la vida sido muy generosa conmigo y he tenido a mi lado a hombres maravillosos, sin embargo la vida en pareja comienza en la individualidad“ .
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