martes, 30 de julio de 2019

Sebold: ¿Afortunada?


“En el túnel donde me violaron, un túnel que había sido una entrada subterránea a un anfiteatro, un lugar por el que los actores salían repentinamente de debajo de los asientos del público, una chica había sido asesinada y descuartizada. La policía me contó su caso. A su lado, me dijeron, yo había sido afortunada”. Éstas son las primeras palabras que leeremos del nuevo libro de Alice Sebold, Afortunada (Mondadori, 2004) y donde, a partir de la fascinante crónica-testimonio de su violación y, a pesar de lo difícil que fue la experiencia así como su recreación literaria, conocemos la entraña de ese personaje que es Alice Sebold, la adolescente, la estudiante que, sólo pide no ser asesinada y donde, la evocación es su gran cómplice y, la prosa directa, sin elaboraciones, a base de frases cortas, le permite la contundencia y la venganza.

De pronto, la sensación de estar involucrado en el hecho de manera fortuita y de ser ese posible  confesor íntimo dispara la incapacidad de parar de leer. Va más allá del morbo y se acerca a la solidaridad creando lazos entre cada uno de los personajes que son en sí mismos psicologías compartidas: los amigos de la preparatoria, los familiares y Tricia, la representante del Centro de Crisis de Violaciones o la doctora Graham, la psiquiatra de su madre: “Ahora me parece extraño, pero al hacerte mayor, la preocupación por lo que los demás puedan pensar de ti supone guardar secretos”.

¿Qué se hace cuando el dolor cala las entrañas y cuando es imposible compartirlo? Se escribe pero, aunque pareciera sencillo, la travesía de Alice Sebold hacia sí misma, incluyó carear al violador, reconocerlo y ayudar a otra víctima. Si bien la vida le hizo justicia, el encono, el hambre de venganza seguían latentes.  ¿Cómo empezar una nueva vida sin culpar a nadie, sin estar a la defensiva? Perdiendo amigos, recuperando otros; alejada de aquellos que conocieron su historia y sin revelar su experiencia a los nuevos conocidos, Alice empezó a enfrentar el mundo: “El primer mes en la universidad no me había relacionado con mucha gente, me concentré en mis dos talleres de creación literaria.” Y es que, conforme vamos avanzando en la lectura, descubrimos que se van desarrollando distintas maneras de sobreponerse (o no) al ultraje que pueden ir de la terapia psicológica al suicidio, lo cual incluye el miedo de re-encontrarte con el secuestrador o someterte a juicio y, al tenerlo de frente, dudar.

La narrativa intimista de Afortunada  abre la puerta a la violencia cotidiana, al miedo a ser objeto de cualquier vejación pero, al mismo tiempo nos acerca posibilidades de supervivencia. No importa si la historia ocurre en Estados Unidos o en la ciudad de México, lo valioso es el hecho y el tratamiento narrativo que consagra a esta autora, además de que nos abre los ojos ante una realidad inexpurgable: Así es el mundo en que vivimos pero, aun en él, podremos sobrevivir: –“comparto mi vida con mi violador. Está ligado a mi destino”– y cómo luchó y actuó ante los tribunales para conseguir que le condenaran. “En la televisión y en el cine, el abogado a menudo dice a la víctima antes de que suba al estrado: ‘Limítate a decir la verdad’. Tuve que deducir yo sola que, si haces eso y nada más, pierdes. (...) Salí de la sala del tribunal con la sensación de haber hecho la mejor actuación de mi vida. Ya no iba a ser un cuerpo a cuerpo, y esta vez tenía una posibilidad”.

Sebold, Alice. Afortunada. Random House Mondadori, España, 2004. 298 pp.



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